20
Diciembre
2023
|
15:00
Europe/Amsterdam

Cómo afectan los puntos de referencia a nuestra felicidad

Tiempo de lectura: 3 minutos

Sucede todos los días. Por lo general, nos sentimos satisfechos con nosotros mismos y con la vida hasta que vemos que a otra persona le va mejor.

Empezamos a cuestionar nuestros trabajos, nuestras elecciones e incluso a nosotros mismos. ¿Qué nos ha llevado a este punto y cómo es que otra persona está disfrutando de la vida mucho más que nosotros?

Es difícil no compararnos con los demás cuando vemos un flujo constante de información e imágenes acerca de la vida de otros, ya sea en nuestros smartphones o en la televisión. Resulta difícil no sentir envidia cuando estamos sentados en la oficina y vemos una publicación de Instagram de alguien de vacaciones en una isla griega, rodeado de aguas turquesas y bailando toda la noche, copa en mano.

Por desgracia, a nuestra mente le resulta difícil pensar en términos absolutos, en su lugar utiliza puntos de referencia para emitir juicios. Un punto de referencia es un estándar existente con el que se compara toda la información posterior. Digamos que gana 45 000 € anuales. Esto le puede parecer estupendo, pero cuando ve a su compañero de trabajo con un salario de 81 000 €, puede que no se sienta tan realizado. Esta es la dura realidad de los puntos de referencia.

¿Los puntos de referencia afectan a nuestra felicidad en la vida cotidiana? Sin lugar a dudas. Tenemos dos puntos de referencia principales a los que nos referimos y con los que nos comparamos. El primero es nuestro propio pasado. Comparamos nuestro salario actual con nuestro antiguo salario, que puede ser superior o inferior. Comparamos nuestra relación actual con nuestras relaciones pasadas, nuestro coche actual con el antiguo, etc. ¿Cuál era nuestro nivel de felicidad en comparación con el actual?

El otro punto de referencia principal (y probablemente el más impactante de los dos) es la situación de otras personas. Facebook, Instagram, Snapchat y muchas otras plataformas de redes sociales nos muestran la vida de cientos o incluso miles de personas. Y eso sin incluir las perspectivas que vemos en la televisión y en otros medios de comunicación.

Las redes sociales conducen a la comparación social, lo que a su vez reduce la autoestima. Utilizamos a estas personas como puntos de referencia con los que compararnos, ya sea su trayectoria profesional, su cuerpo o lo que hacen para divertirse, y las investigaciones demuestran que casi siempre nos afecta negativamente.

El líder espiritual y escritor Adyashanti enseña que la felicidad llega cuando se alcanza la iluminación y solo se puede llegar a esta una vez que se vive sin puntos de referencia.

¿Y cómo nos libramos de estos puntos de referencia? Una de las tácticas más importantes es evitar la comparación social. El peor tipo de referencia son otras personas, especialmente en la época de las redes sociales. Borrar las aplicaciones de redes sociales sería lo más eficaz, pero si no está dispuesto a hacerlo, tome el control del contenido de su teléfono. Deje de seguir cualquier cuenta que le haga sentir inseguro o mal con respecto a sí mismo. Limite el tiempo que pasa frente a una pantalla y consuma menos. Esto puede parecer difícil, pero es un paso importante para superar los puntos de referencia.

Volver a experimentar los puntos de referencia antiguos con una mentalidad concreta también puede ser de ayuda. Si podemos encontrar una manera de volver y experimentar momentos de nuestro pasado, podemos darnos cuenta de que el presente no es tan malo. Intente imaginar cómo era la vida antes de que tuviéramos ciertos lujos o fuentes de felicidad. Esto puede ayudar a poner las cosas en perspectiva. Observar otros puntos de referencia menos afortunados también es eficaz. Si su trabajo le parece horrible, imagínese la vida de alguien que está desempleado y lucha por llegar a fin de mes.

Por último, asegúrese de seguir mostrando gratitud. La gratitud pone fin a la comparación social y, en su lugar, nos permite apreciar los mejores momentos de nuestra vida. Al fin y al cabo, si la comparación es la que roba la alegría, la gratitud es la que mata la envidia.

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